“A veces viene bien un sitio en el que poder ser y estar… Así, sin nada más. Eso ayuda a… escucharnos, estar mejor, y más contentas.”
A.G, 8 años.

Los niños y las niñas, a veces, necesitan un espacio.
Un espacio privado, seguro, confidencial, suyo.
Un espacio en el que expresar, a su manera, aquello que necesiten ser elaborado. Un espacio en el que sentirse escuchados, comprendidos, aceptados en su tristeza, su miedo, su rabia o su particular forma de expresar la alegría.
Un lugar en el que aprender a “domar” los monstruos internos… Y a sacar brillo a las estrellas.

El acompañamiento a la infancia es uno de los aspectos que más disfruto en mi labor profesional. Ofrecer este espacio de escucha, juego, expresión, y aprendizaje, es una fuente infinita de crecimiento personal.
Emprendemos un camino juntos, en el que vamos descubriendo qué nudos deben ser resueltos, qué heridas deben ser cosidas… Y vamos tejiendo ese nuevo Ser, despacito y con mimo, a través del juego, la creación, los cuentos, los dibujos… Y con ayuda del resto de la familia.

Desde una perspectiva sistémica, integral y humanista de la terapia infantil, el papel de la familia es un elemento esencial.
Acompañar a la niña o el niño a resolver sus conflictos, es un trabajo en equipo. En el proceso de terapia infantil, las sesiones de asesoramiento con las personas adultas de la familia se combinan con las infantiles: De esa forma, todas vamos aprendiendo, y hallando la mejor forma de crecer juntas.

¿Hablamos?
Ana Martínez Acosta
Psicóloga y Terapeuta Corporal Integrativa