Una familia es una tribu, un sistema, un mundo en miniatura; en el cual crecemos, amamos, aprendemos, nos retamos a ser mejores personas y nos damos la oportunidad para lograrlo.
Todos sus componentes, peques y grandes, necesitan del apoyo, el amor y la comprensión de los demás. También necesitan sus límites, que protegen la libertad de cada miembro, y nos ayudan a sentirnos seguros y sostenidos.
En este rico y complejo dibujo, hay ocasiones en las que algo se nos escapa, algo no marcha bien; y nos encontramos con situaciones que nos hacen sentir mal. A veces es sólo un miembro de la familia, pequeño, o adulto; en ocasiones es todo el sistema el que desestabiliza.
Sea como sea, el abordaje grupal de las situaciones de malestar o conflicto, enriquecen a toda la familia, y hacen que la resolución sea más efectiva y duradera.
En el abordaje terapéutico de la familia, escuchamos a todos los miembros, encontrando la necesidad de cada uno de ellos, y dándole, dentro de las posibilidades del grupo, el lugar que necesita; restableciendo así el equilibrio de todo el sistema.
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